Los estereotipos nos han hecho a los españoles valedores de una gran costumbre: la siesta. Aunque en muchos países como en Grecia y otros países mediterráneos también se hace, su historia es que se instauró en sociedades con meses de mucho calor y en las que durante ciertas épocas dormir al mediodía era necesario para no sufrir golpes de calor. Es por eso que a otras sociedades, como las nórdicas, les choca tanto nuestra siesta, ya que su cultura está muy ligada al clima y ellos no tenían problemas con calor en el pasado.
En este post no trataremos los beneficios de la siesta, trataremos un hecho que divide a la opinión pública en dos. Los amantes de la siesta en el sofá versus los que se ponen el pijama y se meten entre las sábanas.
En el sofá
A favor de la siesta en el sofá hay argumentos tan sólidos como lo que se ha terminado convirtiendo en el peli y manta del fin de semana, ese sueño después de comer no se sabe por qué, pero en el sofá sabe mejor. Con la racionalidad en la mano, la siesta en un sofá no es nada positiva ya que la postura es incómoda y puede afectar a nuestra espalda y cuello. Pero una película lenta, una comida copiosa y una tarde libre es el triángulo que hace que dejemos la racionalidad al lado del mando a distancia.
La siesta en el sofá es más rápida que en la cama porque puede que suceda o no, no es algo previsto como meterse en la cama. Es un momento de descanso ante el estrés diario. Tras media hora con los ojos cerrados, te da menos pereza que levantarte de la cama y volver a quitarte el pijama.
Siesta en la cama
De forma racional, es el tipo de siesta que deberíamos hacer para que nuestro descanso sea mayor y la siesta sea productiva. El meterse en la cama con el pijama y entre las sábanas ayudará a que nuestro descanso sea mayor. Pero también puede ser que nos dé más pereza salir y que la media hora se transformen en tres horas si tenemos poco o nada que hacer. Esto puede causarnos un desajuste en el sueño y alterar nuestras rutinas de descanso.
Aun así el descanso que podemos obtener es mayor que en sofá por lo que es recomendable, al menos, que a la hora de la siesta se haga en la cama (el pijama es opcional).
«El pijama, unas sábanas lisas y un colchón adecuado hacen que te levantes como nuevo tras un día estresante, además que te ayuda a desconectar de una forma mayor de la rutina".
Sea en la cama o en el sofá, la siesta es una costumbre que sufre mucho de estereotipos, pero que, en su justa medida, es algo muy útil para que tengamos más energía en el día y en la semana.