Los trastornos del sueño y la dificultad para dormir no son problemas exclusivos de la edad adulta. Los niños, a veces también encuentran difícil conciliar el sueño. Nervios, estimulación excesiva e incluso demasiado cansancio, pueden hacer que tu hijo no pueda dormir. Los ejercicios de relajación para niños son utilizados cada vez por más padres para ayudar a sus pequeños a dormir más rápido y más profundamente.
Además, una de las cuestiones con que todo padre se encuentra en algún momento, es la negativa de los niños a ir a la cama. Solo quieren seguir jugando, descubriendo… A veces no pueden casi tenerse en pie, y aún así se niegan a acostarse. Por eso es importante utilizar algunas técnicas antes de llevarlo a la cama y una vez allí.
Por supuesto, un buen equipo de descanso es fundamental para conseguir un sueño profundo. No hay que descuidar los colchones infantiles. Sus cuerpos están en pleno desarrollo y necesitan un soporte adecuado a cada edad.
Fases de la relajación para niños
Antes de ir a la cama
Es importante avisar a los niños un poco antes del momento de ir a la cama, 15 minutos por ejemplo. De esta forma le estaremos dando la oportunidad de terminar lo que esté haciendo, recoger…
Lo más adecuado si queremos que los niños estén tranquilos es evitar actividades muy movidas a última hora del día. Mirar cuentos, charlar, dibujar… son actividades que mantendrán el nivel de excitación bajo. Un baño relajante también le ayuda a calmarse. Esto entra dentro de la creación de un ambiente adecuado al descanso.
Al igual que los adultos, ir a la cama justo tras la cena puede resultar incómodo. Debería transcurrir al menos una hora entre que termina de cenar y se acuesta. Además, puedes aprovechar a darle alimento ricos en triptófano que le ayudará a relajarse y dormir mejor.
También, si ese día ha habido algún problema, habéis discutido o se ha peleado con un amiguito, hay que solucionarlo antes de dormir. Los niños también se preocupan, dan vueltas a las cosas que les suceden. No dejes que se duerma enfadado o disgustado, dormirá mejor.
Relajación para niños en la cama
Una vez que el pequeño se haya metido en la cama hay una serie de técnicas de relajación que podemos utilizar para ayudarle a conciliar el sueño. Siempre hay que quedarse con ellos unos minutos, mientras les entra el sueño y se tranquilizan.
La relajación tiene muchos beneficios físicos y psicológicos, también para los niños. Para ellos, las técnicas a utilizar deben aprovechar su gusto por el juego y su imaginación.
El plumero
Esta técnica es buena sobre todo cuando el niño está muy activado y nervioso. Hay que ponerlo boca arriba y tocarlo con un plumero, un rodillo de masaje u otra cosa con la que le guste que le acaricien. Esa sensación les ayuda mucho a relajar el cuerpo, además de ser un omento de proximidad entre el niño y la persona que lo acuesta.
La escalera
Con los ojos cerrados, hay que invitar al niño a imaginar una escalera que baja, peldaño a peldaño. Con cada paso hacia abajo se va relajando más. Podemos pedirle que imagine que al final de la escalera hay una habitación llena de almohadas donde podrá relajarse del todo.
El globo
En esta técnica el niño ha de imaginar que es un globo. Tendrá que hincharse y deshincharse cuando se lo digamos. Es una forma de aprender a realizar ejercicios respiratorios. Es importante que aprendan a utilizar su barriga también al respirar, para ello les pediremos que pongan su mano sobre ella y que noten cómo sube y baja.
Imaginación
Si hay algo que los niños tienen, es mucha imaginación. Ya en la cama, podéis construir entre los dos un lugar imaginario. Hablar de los colores, los olores, los sonidos que hay en ese lugar. Si hay árboles, casas… Además, crear este lugar tranquilo puede ayudarnos para otras ocasiones en las que el niño esté sobre excitado. Podremos invitarle a visitar ese «lugar seguro" donde se siente tranquilo y a salvo.