Las colchas para camas son el complemento ideal a cualquier dormitorio. En invierno lo usual es utilizar mantas gruesas o edredones nórdicos, pero en el resto de estaciones y sobre todo si vives en un lugar cálido, puede resultar demasiado. Las colchas son ligeras, abrigan sin agobiar y son muy decorativas.
Tipos de colchas para camas
Colchas para camas exclusivamente decorativas
Se trata de colchas únicamente pensadas para decorar. No son funcionales y a menudo hay que retirarlas para dormir. Sedas, pedrería, brocados…todo tipo de ornamentos para conseguir un aspecto lujoso pero que no resultan cómodos a la hora de dormir. No son muy prácticas y cada vez se ven menos, aunque hay personas que siguen decantándose por este tipo de colchas para camas.
Colchas funcionales
En este apartado incluimos todas las colchas pensadas para decorar y a la vez abrigar. No hay que retirarlas por la noche y cumplen su función perfectamente. En base a la época del año en que las usemos encontraremos distintas clases de colchas para camas.
Todas están fabricadas en tejidos resistentes que aguantan perfectamente el desgaste diario.
Boutís
Se trata de colchas acolchadas, con un poco de relleno ideales para otoño y primavera. Son cálidas y de aspecto acogedor. No son desenfundables como los edredones nórdicos.
Colchas de algodón
Este tipo de colchas son casi como una manta muy ligera, perfectas para verano en lugares cálidos. Generalmente se fabrican en piqué gracias a la caída que ofrece este tipo de tejido.
El tamaño de las colchas para camas
Si hay algo importante a la hora de adquirir tu colcha para que quede perfecta es el tamaño. Las medidas son bastante estándar, y a no ser que tengas una cama hecha a medida no tendrás problema para encontrar la que se ajuste al centímetro.
Como norma general, al ancho de la cama hay que añadirle unos 45 centímetros a cada lado (puede ser más dependiendo del grosor del colchón). De esta forma, la colcha para una cama de 135 tendrá que tener un tamaño de 230/240 de ancho y 270 de largo.