Se han revisado cientos de almohadas en hospitales y hogares para determinar el crecimiento de insectos, ácaros y bacterias en ellas.
El estudio ha demostrado que después de un uso aproximado de 2 años, mas de un tercio del peso de las almohadas esta originado en ácaros, sus desechos, piel muerta y bacterias.
Los estudios realizados por el departamento de salud de UK, han probado que las almohadas con esos niveles de baterías e insectos son una fuente potencial de múltiples infecciones y causa de múltiples alergias.
La mayoría de la gente lava la funda regularmente, pero eso solo enmascara el problema, ya que es en la propia almohada donde estos organismos crecen.
Estudios posteriores han querido comparar las almohadas de tecnología médica con telas y materiales anti-bacterianos certificados, frente a las almohadas económicas, mucho más comunes en los hogares. Después de 2 meses de uso continuado, las almohadas de alta tecnología dieron negativo en la verificación de organismos vivos y bacteriológicos. Sin embargo las almohadas comunes dieron positivo en múltiples organismos.
Los estudios determinaron que en contextos donde múltiples personas utilizan las mismas almohadas existen riesgos moderados de la transmisión de ciertas enfermedades parasitarias, que se evitarían renovando las almohadas cada 2 años como mínimo.