Bendita por siempre seas
Mi cama tú, mi morada
Porque veas lo que veas,
te mantienes muy callada.
Antes de lana, jergón.
Ahora de muelles, colchón.
Encima buen edredón
y en la testa, mi almohadón.
Hoy, te diré dos verdades:
te las digo sin rubor
En ti, pasé enfermedades
y también hago el amor.
En ti, mi fiebre he sudado
y he dormido enamorado.
En pesadillas, yo sueño.
Escucha bien lo que digo.
Yo creo, no ser tu dueño.
Ahora, soy un mendigo.
Ya no duermo en mi colchón,
reposo, sobre caja de cartón.
Una manta llena piojos
resquicio de desalojos.
Dentro yo, y fuera,
un cartón, medio de vino
una caja de nevera.
Qué vida, ningún destino.
Un perro, por compañero
y un futuro traicionero.
Cama, camita, mi cama.
En ti duermo, como un oso
como pájaro, en su rama
mi lecho, tú, mi reposo.
También he de ser sincero,
cuando hago mi camino,
cuando voy de rociero,
tú, me importas un pepino.
Y yo duermo sobre el suelo,
como dormía mi abuelo.
En ti veo anochecer,
metidito en mi pijama
y encuentro el amanecer.
En ti, mi camita, cama
quien sería el temerario,
siendo tú, el mejor invento,
de despertarme a diario.
E inventar sin fundamente,
ese ruido tan odioso,
que destroza mi reposo.
Ese maldito inventor,
que creó el despertador.
Ahora, concilio mi sueño
contando, mis ovejitas, (una, dos, tres..)
y, me duermo como un leño
sobre mi Colchón Exprés.
Gracias – Quique.