El insomnio es un trastorno del que ninguno estamos libres. En algún momento todos vamos a tener alguna dificultad para dormir, ya sea por estrés, preocupaciones, algún problema físico…. Lo más habitual es que se traten de episodios aislados que se resuelven por si solos en unos días. Aún así, la falta de sueño provoca que nos sintamos cansados, con falta de concentración, de mal humor… Si no existe ningún problema más grave que esté causando el insomnio, y en cuyo caso siempre hay que consultar a un médico, podemos recurrir a ciertos «trucos" y remedios caseros para dormir más y mejor.
La leche es rica en melatonina, hormona relacionada con el sueño profundo. Además, si la ingerimos caliente también nos ayuda a relajarnos. Un vaso de leche antes de acostarnos es una gran forma de combatir el insomnio y las noches en vela.
No hay que subestimar nunca el poder de algunas hierbas para conseguir que estemos más relajados y tranquilos. Es el caso de la valeriana, con propiedades sedantes y que ayuda por tanto a conciliar el sueño más fácilmente y a dormir de manera más profunda. Un infusión de raíz o extracto de valeriana antes de acostarte es un gran aliado para dormir mejor. Eso sí, se trata de un remedio potente, por lo que si te pasas te puede costar levantarte al día siguiente.
La tila también es otra hierba tradicionalmente incluida en los remedios caseros para dormir. Sus propiedades sedantes y ansiolíticas, unidas a su capacidad antiespasmódica y relajante, la hacen ideal para ayudar a descansar mejor.
También las flores de naranjo son muy efectivas por sus propiedades sedantes. Puedes ingerirlas mediante infusión o utilizar el aceite esencial como aromaterapia.
Evita realizar en la cama actividades que no están pensadas para realizarse en ella. Olvídate de aparatos electrónicos, de comer en la cama, ver la televisión… El cerebro tiene sus propios procesos y si le hacemos relacionar la cama con actividades que requieren un estado despierto y de atención, es posible que después nos cueste más dormir.
Puede sonar un poco extraño, pero una infusión de lechuga puede ayudarte a dormir mucho mejor. Tiene propiedades sedantes y analgésicas, por lo que podría aliviar pequeños dolores que nos impiden conciliar el sueño.
Hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de ingerir cenas ligeras, al menos una hora antes de acostarte. Evita también irte a la cama sin cenar. Puede que te despiertes en la noche porque tienes hambre, y al día siguiente te vas a levantar más cansado por la falta de energía.
Cada vez son más las personas que se benefician de la meditación. En lo referente al descanso, meditar de forma diaria ayuda a regular los patrones de sueño. De esta forma evitaremos el insomnio y nos quedaremos dormidos mucho más fácilmente.
Son tres de los grandes enemigos del sueño. Deberían evitarse hasta cuatro horas antes de ir a dormir. Son sustancias que alteran el sistema nervioso en distintas formas y que pueden dificultar dormir adecuadamente.
Al igual que ocurre con ciertas infusiones de hierbas, hay plantas que con su olor puedes ayudarnos a estar más relajados. Es el caso de la lavanda, que combate el estrés y ayuda a conciliar el sueño.
Si bien hacer deporte antes de ir a dormir puede tener el efecto contrario al activar el cuerpo, realizar ejercicio durante el día nos ayudará a dormir más y mejor. El gasto de energía que se produce reduce el estrés y la ansiedad. Además, cuando hacemos deporte nuestro cuerpo segrega dopamina, que te ayuda a estar más feliz. A su vez, cuando el nivel de dopamina desciende, aumenta el de serotonina, que es responsable de regular los ciclos de sueño y de ayudarnos a dormir mejor.
Puede parecer difícil y en ocasiones lo es. Hay terapeutas que recomiendan escribir eso que nos preocupa en una papel antes de descansar y proponernos retomar su solución al día siguiente. Al día siguiente, si estás más descansado, seguramente la mente estará más clara y preparada para afrontar cualquier dificultad.
La musicoterapia es también una técnica muy efectiva para ayudar al cuerpo a entrar en «modo noche". Es tan simple como escuchar con atención alguna música tranquila durante unos 30 minutos antes de acostarse. Tu cerebro y tu cuerpo se relajarán y será más fácil dormir. En este sentido, la música clásica es la más efectiva.
Además de un equipo de descanso adecuado y en buenas condiciones, mantén el orden en tu dormitorio. Un entorno desordenado hará que sea más difícil relajarse y conciliar el sueño.
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